dimarts, 30 de novembre del 2010

"Libertad y límites. Amor y respeto. Lo que los niños necesitan de nosotros" (Rebeca Wild)

"Ojalá que haya conseguido poner en claro que ello en modo alguno significa que hay que comportarse con brusquedad, reserva o antipatía cuando se defienden límites sin justificarlos o sin justificar-se uno mismo, o sin acudir a la comprensión del otro. en todo caso, no se da una seguridad efectiva hasta que poco a poco nos vamos dando cuenta que, por un lado, los límites realmente forman parte de la vida, y por ello, el organismo puede soportarlos, aun cuando puedan resultar doloroso, y de que, por otro, las relaciones instructivas son inadecuadas e impiden los procesos reales de desarrollo." (pàg. 51)

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"Los límites son por tanto imprescindibles para que pueda llegarse a actuar con libertad. Son los puntos de apoyo necesarios para que todo organismo con su capacidad de vivir con sus propias membranas pueda también orientarse en el mundo exterior. Esta imagen puede compararse con los contornos de un rompecabezas sin los que serìa imposible componer pieza a pieza un cuadro con sentido." (pàg. 56)





"Ahora se sabe que el miedo forma parte de la vida y que sencillamente no puede ser eliminado por educación o por explicaciones. Aceptar al prójimo, se trate de un niño o de un adulto, junto con su miedo, permitirle expresarlo para que poco a poco aprenda a tratar sus miedos, pertenece a los logros auténticos de una relación afectuosa y respetuosa. Pero mediante los complicados encadenamientos de amor, de atención adecuada, de respeto por el "legítimo otro", de verbalización adecuada e idioma corporal surgen, precisamente en los padres que defienden la libre expresión de sus hijos, situaciones que exigen límites en otro nivel." (pàg. 75)

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"Por el contrario, nuestra experiencia con adolescentes que al menos en parte había vivido en un entorno adecuado, que han experimentado la calidad de la vida y la satisfacción de sus auténticas necesidades así como los límites adecuados, muestran un panorama distinto: en sus contactos con el "gran mundo peligroso" son capaces de distinguir entre los que concuerda con ellos y en los que sólo participan para conocer la conducta de otras personas, qué les satisface realmente y qué les deja vacíos y agotados. A los adolescentes que están en este estado sólo tenemos que ponerles límites de vez en cuando. Aquí es donde experimentamos que estos jóvenes desean discutir con nosotros sobre los motivos, pero no para eliminar los límites, sino para poder comprender mejor nuestra forma de pensar." (pàg. 79)


WILD, Rebeca, " Libertad y límites. Amor y respeto. Lo que los niños necesitan de nosotros", Ed. Herder

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